Ayer me compré Mientras escribo, de Stephen King. Stephen King es desde hace años mi escritor favorito y llevo casi toda la vida queriendo leer ese libro. Se supone que es uno de los mejores libros que debe leer alguien que quiere escribir. Bueno.
La cosa es que leyéndolo me han vuelto las ganas de escribir narrativa. Novelas, relatos. Cuentos. Historias. Lo que pasa es que soy un inconstante y dejo todo a medias. Las ideas que tengo me gustan al principio y quedan muertas cuando llevo unos pocos capítulos. O párrafos. No soy capaz de seguir. Pero ahora quiero intentarlo. Cuando acabe el curso (y la carrera), claro. Que dentro de un mes empiezo los exámenes. (¿Os habéis dado cuenta de que escribo en el blog siempre que tengo exámenes? Ya lo he dicho otras veces, supongo que es por hacer otra cosa que no sea estudiar. Escribir, por ejemplo.)
Tengo ahora mismo en una carpeta del ordenador siete proyectos de novela empezados.
La reliquia es un intento de novela policiaca situada en Roma, en la que una joven detective tiene que desentrañar el robo de una preciada reliquia de una iglesia. Claro, hay una especie de sociedad secreta y muchos misterios que resolver. No llevo más que diez páginas.
La villa es una historia de terror. Tres hermanos deciden visitar la villa abandonada que hay en su pequeña ciudad y que, según la leyenda, está embrujada. Lo que pasa es que ya no está abandonada, pues un misterioso hombre acaba de empezar a vivir en ella. Y ha empezado a aparecer la gente asesinada. También llevo muy poquito, aunque está más desarrollada.
El proyecto Óknaf es la historia de un secuestro. Un abogado que estudia un caso de corrupción es secuestrado al enterarse de información que no debe salir a la luz. La última vez que escribí en ese proyecto fue en noviembre del 2011. Las dos anteriores son más antiguas.
Ventajas de estar muerto es de 2012 y de momento sólo tiene tres páginas. No sé por qué considero que eso sea un proyecto de novela. Pero si lo acaba siendo será una preciosa historia de amor para adolescentes.
Un hombre cortado en rodajas es parte de mi vida en formato libro y no tiene ningún interés para nadie, ni siquiera para mí. Pero son textos en los que suelto muchos tacos y me desahogo. Empecé a escribirlo con 17 años. Es curioso, porque en las primeras páginas hablo de que quiero retomar los proyectos de novela de La reliquia, La villa, otro que se llama Memorias de Olad y mi novela de fantasía, Elenna.
Elenna es en realidad una trilogía de fantasía, basada en un mundo con mapa diseñado por mí donde viven elfos y todo tipo de criaturas típicos del género fantástico, muy influenciada por Tolkien y, yo qué sé, Laura Gallego. La última vez que lo abrí fue en 2012. Llevo cuatro capítulos.
De B/N ya os he hablado por aquí. Es la última novela que he empezado y abandonado. Trata sobre un fotógrafo que decide operarse para ver en blanco y negro, pero en realidad es una historia sobre la desesperación y la superación. Creo.
Y seguro que en el disco duro de mi ordenador antiguo, en una carpeta que se llamaba "Mis libros", había más restos incompletos de proyectos novelescos que han desaparecido para siempre. Y mejor.
Conclusión: ahora quiero escribir, pero no sé qué. ¿Qué os parecen las cosas que tengo a medias? Si tuviera que seguir con alguna, ¿cuál preferiríais?
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